Siempre se mira con miedo la llegada del socialismo porque significa la imposición de la dictadura del proletariado. Sin embargo vivimos en la dictadura de la burguesía, como contentos porque se supone que ya llegamos al reino de la democracia donde todos tenemos los mismos derechos y posibilidades de hacernos a una buena vida, a la prosperidad y la riqueza.
Según el mito liberal de la libertad e igualdad de los individuos, para hacernos ricos lo único que tenemos que hacer es convertirnos en empresarios. Así seremos muy importantes, nunca nos negaran la visa porque seremos inversionistas, nos llamarán a Palacio, nos reuniremos con nuestros amigos de la ANDI, ASOBANCARIA, FEDEGAN o FENALCO, para decidir sobre los destinos de la patria y al final de la semana, descansaremos en Miami. Pero la pregunta clave es: ¿Si todos tenemos los mismos derechos, porque siempre son las mismas familias las que tienen hijos ricos y son las que mandan en Colombia? Tal vez, la mejor respuesta está en que hemos naturalizado la desigualdad, es decir que para la inmensa mayoría de los colombianos ser pobre es natural, como genético que el hijo de rico salga rico.
Los sapientes intelectuales de la burguesía tienen otra respuesta y es que el empresario se hace rico porque es emprendedor: es decir, es muy trabajador, no se come toda la plata, reinvierte sus ganancias, sabe asumir riesgos, tiene olfato para los negocios, es futurista, inteligente y sobre todo es muy creativo. Y los pobres son pobres porque son unos zánganos, brutos, borrachines y mujeriegos.
No vamos a discutir en que aspectos tienen razón o no, vamos a ver cómo es que se ha aplicado en Colombia eso de ser empresario. Tome nota porque con estas claves que le daré usted también podrá salir de la hoya y alcanzar el ascenso social. Cuando llega enero, ellos redondean por arriba del índice de inflación el precio de sus productos y en el caso de los panaderos, achican el tamaño del producto, lo ponen en grupitos y dicen que es una promoción. Los fabricantes de detergentes cambian la marca, le agregan un nuevo color y lo ponen más caro porque es un producto nuevo y mejorado. Los transportadores intermunicipales, se inventan el cuento de la “Linea super estelar” con buses nuevos, azafatas, dulces y nuevo precio, con los años quitan las azafatas, los dulces y siguen los mismos viejos buses y ajustando cada año el valor del pasaje. Los comerciantes acaparan los productos y luego los re etiquetan.. Los vendedores callejeros se apropian del espacio publico, destruyen las zonas verdes, lo enmugran todo y ponen en peligro de la salud de los tontos que viven la inmediatez.
Pero digamos que esas son mañas de principiantes porque los verdaderos ricos del Valle del Cauca lo que han hecho es poner a sus familiares en la alta política para que ellos le pongan el Estado al servicio de sus intereses. Así por ejemplo, con la ayuda de Rojas Pinilla y Harold Eder echaron a rodar la idea de la CVC para que les suministrara energía barata y les ampliara la frontera agrícola. Con el dinero público crearon el ferrocarril y trazan autopistas para interconectar sus empresas. Mediante leyes fundaron las zonas francas, donde gozan de exención de impuestos. Mediante el nombramiento de diplomáticos van por el mundo gestionando sus negocios. Se crean institutos tecnológicos e incluso universidades para que les suministre la mano de obra que necesitan. Con la ayuda del Senado establecen leyes para quitarles a los trabajadores los recargos nocturnos y aumentarles la edad de jubilación. Una reforma tributaria cada dos años no viene mal, se le aumentan los impuestos a la masa y se dan gabelas a los empresarios. Ahora bien, si la gente se molesta por la corrupción, la politiquería o los salarios de hambre, entonces el ministro manda las fuerzas policiales y, los amigos soterrados mandan a los paramilitares. Cuando alguna buena idea de negocio aparece en el horizonte, entonces los políticos, ponen primero al Estado a invertir y, si la cosa marcha bien, se lo venden a bajo precio a los amigos inversionistas. Finalmente para garantizar las ganancias de los empresarios trazan políticas de concesión o precios por encima de los costos, como ha sucedido con el azúcar y el alcohol carburante.
Esos son pues, solo unos ejemplos de porqué los Caicedos, Holguín, Borrero, Carvajal, Iragorri, Lloreda, los Garcés y otros, han sido ricos, y seguirán siendo ricos por los siglos de los siglos. Las cosas sólo cambiaran, cuando las personas desnaturalicen su miseria y dejen de prestarse a los juegos del poder de las élites.
