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UNIVERSIDADES PUBLICAS, BARRIL SIN FONDO?

Universidad del Valle, cafetería


Sin lugar a dudas el sistema universitario colombiano pasa por un periodo de crisis tan grave que hasta el gobierno nacional ha intentado aparecer ante la ciudadanía, como si quisiera remediarla.
Lo que hoy vivimos es el lógico resultado de una combinación de varios factores, tales como; la creciente incidencia del espíritu mercantilista y privatizador que se introdujo con la reforma constitucional del 91 y en especial con la ley 30; la errada concepción de autonomía que todavía se maneja entre sus estamentos; las políticas erráticas de los gobiernos nacionales y regionales; y porque la crisis de valores por la que atraviesa la sociedad, afectan a estas instituciones de manera directa. Para superar este estado de cosas algunos argumentan que la solución estaría en un aumento sustancial en los presupuestos y minimizar la incidencia del ministerio con sus aparatos como colciencias.
Pero, si bien todos los ciudadanos deberíamos estar de acuerdo en la necesidad de aumentar los rubros para las universidades públicas porque siempre será loable pensar en mejorar la formación de las nuevas generaciones, antes de pedir un centavo más, deberíamos preguntarnos ¿la crisis es un problema de déficits financieros? ¿Cómo se han venido ejecutando los presupuestos hasta el momento? y ¿En qué se pensarían invertir los nuevos recursos? Otra pregunta todavía más interesante sería: ¿Cómo es posible que las universidades públicas estén en crisis, cuando se supone que en ellas laboran los mejores expertos de todos los campos del saber? Para señalar las paradojas del desarrollo de las instituciones educativas veamos los siguientes aspectos.

• Muchas universidades se han creado en las afueras de las ciudades, en entornos naturales y paisajísticos hermosos, pero cada año los directivos van derramando concreto y asfalto sobre ellos, en la idea de crecer y “modernizarse”, al tiempo que se van estructurando las elucubraciones de los expertos ecologistas, en los planes de estudios y en las facultades de ciencias. Entonces ¿La idea es pedir más presupuesto para terminar de rellenar con asfalto y concreto los espacios verdes de las universidades?

• Los problemas actuales que hay en materia de infraestructura, si bien se pueden achacar a la falta de recursos que debería girar la nación para su sostenimiento, también se deben a los sueños faraónicos de las directivas de cada universidad, al desgreño administrativo y al vandalismo de los estamentos. Cuando una rectoría manda a construir un nuevo edificio, debería saber (gracias a los contadores y administradores de empresas) que no basta con asumir los costos de construcción porque en el presupuesto anual debe anexarse un nuevo ítem para su sostenimiento. Antes de crear nuevos jardines hay que prever las consecuencias de los veranos porque sino esa inversión se pierde. Y por otra parte los encapuchados deberían saber que cada vez que destruyen un pupitre, una puerta o la pintura de un muro, van afectando de manera grave el presupuesto futuro de la institución. Entonces ¿La idea es pedir más presupuesto para subsanar los costos de las malas inversiones y el despilfarro? Para reponer los bienes que estudiantes destruyen cuando se sientan sobre las mesas, rompen los asientos o dañan las paredes? o para reparar los daños causados por los encapuchados en sus encuentros semanales con la fuerza pública?

• Y el caos se siente también porque las paredes y los pisos mantienen sucios mientras muchos funcionarios se dedican única y exclusivamente a defender su puesto, mientras otros se la pasan es hablando por teléfono o tomando tinto. Pero eso sí, cada cierto tiempo salen airadamente y con groserías a reclamar nuevas prestaciones y más derechos laborales. Entonces ¿La idea es pedir más presupuesto para saciar apetitos sindicales y financiar la apatía o la falta de compromiso de quienes en ellas laboran?

• A nivel mundial nuestras universidades están por el suelo en cuanto a su nivel académico y en ello, digamos que buena culpa la ha tenido el gobierno central porque no destina suficientes recursos para la investigación y porque se les ocurrió la idea de promover la inclusión de profesores contratistas, para aminorar costos. Sobre este último aspecto hay que decir que los administradores de las universidades, es decir el mismo cuerpo profesoral (expertos en administración de empresas y en gestión del talento humano) se prestaron para ese juego y con ello no solo introdujeron la mediocridad sino también fortalecieron el sistema de roscas, el clientelismo y el nepotismo. Claro que esto se ha hecho dentro de la ley con el cuento de los “concursos de méritos” y los “semilleros docentes”. Pero la expresión más clara de pérdida del norte, la tenemos en Facultades de Humanidades pues paradójicamente también en ellas se han enquistado los sesudos EXPERTOS que solo escriben para su cofradía porque viven de espaldas al país, olvidando que es el pueblo quien paga sus jugosos salarios. Entonces ¿La idea es pedir más presupuesto para seguir llenando las universidades de "académicos" mediocres que sólo buscan el ascenso social y carecen de compromiso real por las necesidades de las gentes de carne y hueso?

• Otro de los grandes problemas que están afectando a las universidades es el de la proliferación de drogas, el consumo de licores y la aparición de cientos de vendedores informales. ¿Y será que de esto vamos también a culpar al gobierno? No faltará el que pueda hacerlo. Pero el problema radica en que debemos entender que las universidades son solo instituciones para la educación superior. Solo eso. No son espacios para la rumba permanente, para llevar de paseo a la mascota, no es para hacer beneficencia, ni para montar negocios particulares. Hay que pensar que el robo de energía, el agua y la recolección de las basuras que dichas actividades dejan, producen unos costos que tienen que asumir las universidades. Entonces ¿La idea es pedir más presupuesto para que se sigan propiciando este tipo de cosas en nombre de la Autonomía?

Las universidades están en crisis, por su bajo nivel académico, porque se ven destartaladas en muchas secciones, con varios edificios agrietados, las mesas rotas y la pintura descascarada. Hoy en muchas de ellas la mugre es dueña y señora, con las paredes, las ventanas y las puertas llenas de papeles y letreros porque se asume que lo público es para uso de todos y responsabilidad de nadie. Pero reclamar mejor presupuesto para su funcionamiento sin que medie una real autocrítica sobre su gestión no parece sensato, debido a que no pueden seguir siendo un barril sin fondo donde se refugien los avivatos chupasangres, ni los dispilfarradores de la cosa pública de la república.