La pandemia parece que a muchos les va a cambiar en algo la vida porque después de tantos días de encierro y de no poder ir a los centros comerciales o al campo, se vieron obligados a mirar con nuevos ojos al parque del barrio pues había que romper con la rutina y tratar de luchar contra el estrés que nos producían los medios de comunicación con su sensacionalismo alrededor del corona virus. En un principio fue la urgencia de sacar a la mascota, pero luego cada vez más personas, buscaron el parque para tratar de socializar aunque fuera por un instante con los vecinos.
Por muchos años
los parques de barrio han sido lugares olvidados que solo sirven de letrina
para los perros o los taxistas y el lugar de consumo de alucinógenos de los jóvenes
extraviados, en consecuencia ahora cuando los necesitamos resulta que son
espacios que no inspiran confianza para las familias ni son atractivos porque
cada cual cree que puede hacer en ellos lo que se les da la gana o los alcaldes
suelen estandarizarlos llenándolos de concreto o de luminarias como si de esa
forma fueran a ahuyentar a los ampones que atacan a pleno sol.
La
estandarización es una expresión de la pobreza imaginativa de nuestros
gobernantes y de la incapacidad organizativa de un pueblo acostumbrado a ser
gobernado como masa sumisa. De acuerdo con los diccionarios como el de la Real
Academia de la Lengua estandarizar significa ajustar o nivelar algo o alguien a
un patrón común, norma o modelo. En manos de los capitalistas la
estandarización o igualación de los procesos, sujetos u objetos con que
trabajan ha sido una estrategia muy exitosa porque les ha permitido la
maximización de la ganancia y la conservación del poder. No en vano es que
ahora con mucha naturalidad hablamos de producción en masa, consumo masivo,
sociedad de masas y de homogenización social a través de los discursos
estandarizados (modas) que irradian los medios masivos de comunicación. En el
campo de la educación con la virtualidad, la estandarización o la no
consideración de la especificidad de los sujetos están teniendo unas
consecuencias tan drásticas que están generando síntomas de egoísmo, falta de
empatía y deshumanización. Pérez Martínez, Ángel en su articulo “Estandarización,
una amenaza para la educación” decía que
“Con los niños hay que tener cuidado, los docentes y los colegios deben evitar
la estandarización y evaluación en masa al interior del aula, mediante la cual
se reproduce en los salones escolares evaluaciones despersonalizadas y sin
ninguna contribución al proceso educativo, dejando de lado el hecho irrefutable
de que todos los estudiantes son distintos y ellos no aprenden a la misma
velocidad” .
Es obvio que,
para los funcionarios públicos, es más fácil administrar las zonas verdes con
políticas estándar porque les permite conservar el puesto, les ahorrar trabajo
imaginativo, recursos económicos y como al gobernante lo que le interesa es
mostrar estadísticas, lo que buscan es mostrar que hacen algo con nuestros
impuestos. Sin embargo, cuando se manejan y diseñan los espacios verdes bajo
unos mismos principios, como si todos fueran iguales, desconociendo las
especificidades de cada uno de los entornos socio-biológicos, los efectos
pueden ser desastrosos para el suelo, las plantas los animales e incluso para las
personas. Así, por ejemplo, frente al mantenimiento, debe considerarse que las
plantas a ubicar en áreas de alta pendiente no pueden ser las mismas ni podadas
de igual manera que las de zonas planas porque hay que tener en cuentan los
procesos de erosión, el nivel freático y las condiciones de meteorológicas a lo
largo del año. Además, no es lo mismo sostener un parque o un jardín donde
existe una alta cohesión social con población adulta que cuidar áreas verdes en
barrios de fundación reciente con mayor presencia de jóvenes matrimonios y
niños.
La estandarización
en el diseño de las zonas verdes hace posible que las administraciones locales
compren a bajo costo, por ejemplo, los mismos juegos infantiles de toboganes y
columpios por décadas para todos los parques, pero al no pensar en las
necesidades específicas o gustos de cada comunidad, introducen una monotonía en
las ciudades que terminan por hacer que las personas no los utilicen y con ello
se genera, en últimas, la pérdida de los recursos invertidos. Alguien decía que
visitar parques estandarizados, era como obligar a los niños a ver la misma
película una y otra vez. Como una alternativa a esa tendencia, en algunas
ciudades se vienen haciendo experimentos para propiciar diseños creativos, que
permiten integrar más a los chicos y grandes con los espacios públicos; unos apelando
a las corrientes de la moda tecnodigital con pantallas gigantes de video para
convocar o entretener a los adultos como se ha hecho en Montreal, o Melbourne y
otros como los realizados en ciudad de México, diseñando grandes “juguetes
urbanos”, de acuerdo con los requerimientos de sus entornos sociales.
En Colombia por
desgracia nuestros mandatarios locales, carentes de imaginación lo único que
hacen con nuestros parques es llenarlos de superficies impermeables que
destruyen la vida del suelo y lo hacen así porque lo que les interesa es
asignar contratos de obras que en ultimas les sirven para conseguir la financiación
de sus campañas electorales. Pero lo peor es que sobre esas superficies de
asfalto y concreto lo que hacen los alcaldes, incluso a solicitud de la masa
que se deja llevar por el espíritu gregario, es utilizarlas para plantar
“Estaciones saludables” que son maquinas que solo sirven para que las personas
actúen como individualistas autómatas repitiendo los mismos ejercicios estandarizados
que los comerciantes y fabricantes promueven a nombre de la salud publica de la
republica.
Un miniparque al que le regaron concreto para poner la estación estándar de "Bio saludable" |
Para no caer en
esa trampa de los juegos de moda tenemos que recordar que para la formación de
los chicos y el deleite incluso de los grandes hay que propiciar el contacto
con la naturaleza, las plantas y el agua. Un niño lo que quiere es experimentar,
sentarse, hacer ruido, caminar saltar trepar, hacer equilibrio, girar, reptar,
hacer fuerza y sobre todo agruparse, jugar con los otros. Por lo tanto, los
juegos infantiles o los “play ground” como se les llama en ingles tenemos que
crearlos para propiciar el desarrollo de las capacidades físicas e intelectuales
de los chicos en su interacción incluso con los mayores.
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La música y el dibujo también deberían estar en el parque Boceto del autor |
Señor alcalde,
si queremos una sociedad mejor es necesario crear los espacios para ello, donde
las personas aprendan a compartir con su comunidad, en el juego, en la charla y
en el encuentro con la biodiversidad. No es muy difícil crear play ground que
se ajusten a nuestras necesidades del futuro, solo se necesita que exista una
voluntad política para apoyar a los diseñadores para que los puedan crear e
implementar. (Véase por ejemplo https://www.playgrounds.co.nz)
Por supuesto que en todos los parques puede haber elementos de riesgo, pero los
padres sobreprotectores pueden dejar a sus chicos en un ánfora de cristal y
permitir que los demás disfruten de la vida para que aprendan a sortear el
peligro.
Boceto del autor. Cómo diseñar juegos que estimulen el esfuerzo colectivo? |
Finalmente
digamos que el día que los alcaldes estén realmente interesando en propiciar el
bienestar de sus gobernados y en el cuidado de la naturaleza, entonces, sus responsables
de cuidar o diseñar las zonas verdes deberán empezar por preservar el suelo
existente de la expansión del cemento e incluso tendrán que pensar en demoler
viejas construcciones para restituir la naturaleza y así lograr que los parques
de los barrios sean más amables y permitan una vida digna en ciudades
compactas. Y como hay que pensar que los parques deben ser también para los
mayores debemos diseñarlos que florezca el espíritu colaborativo o la participación
ciudadana. Esa seria una vía para construir una democracia real.
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Jugar con arena, bricar, colgarse Boceto del autor |