sábado

UN ESTUDIO SOBRE LA PEREZA

La pereza y la ignorancia son tal vez las características mas democráticamente distribuidas entre la especie pitecantropus COLÓMBIANUS. Las encontramos por igual entre jóvenes y viejos, hombres y mujeres, blancos o mestizos, ricos o pobres y en todos los espacios de nuestra geografía. Este descomunal descubrimiento fue realizado sin necesidad de muchas investigaciones sociológicas o antropológicas, simplemente se pudieron comprobar con dos observaciones de campo en la ciudad de Cali. La primera se adelantó en la estación Caldas del sistema Mio, porque ahí ésta especie hace toda clase de maromas simiescas, que ponen en peligro su vida y la de los demás miembros de su especie, con tal de ahorrarse 200 metros de camino. Luego, para ingresar a los buses se lanzan en montonera, sin dejar salir a sus congéneres y arman tremendas trifulcas, más propias de perros y gatos. Una vez en el interior del vehículo se tiran al piso para sentarse porque ya sus extremidades inferiores las tienen atrofiadas por la inactividad y no soportan ni un 10% de su cuota de cansancio. 
Revista Time de mayo del 2013
La prestigiosa revista Time hace poco llego a las mismas conclusiones sobre ese fenómeno de la pereza tras de intensas investigaciones, aunque ellos estiman que afecta a las últimas generaciones de sus homínidos. (Véase: http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,2143001,00.html?pcd=pw-edit) 

La segunda exploración de campo se ejecutó en la calle 5 para observar la capacidad de raciocinio de nuestra particular especie y el resultado fue sorprendente porque se descubrió que muchos pitecantropus viajan en pequeños vehículos de dos ruedas sobre las aceras, en contravía, sin respetar las señales de transito ni las zonas verdes. Algunos investigadores pudieron comprobar igualmente que por lo general son los machos los que más alarde hacen de audacia y patanería, llegando incluso a comportamientos sicariales. Los otros miembros de la especie, cuando van de transeúntes, actúan con total indiferencia, sin decir nada, por la extendida cobardía y porque los encargados de ejercer la autoridad han demostrado su mas absoluta incapacidad para meter en cintura a esos salvajes llamados motociclistas. 



Ciertamente nadie llama a la policía porque ellos con su ejemplo son precisamente los que más propician dichos anómalos comportamientos y tampoco los ciudadanos se ponen en contacto con las secretarias de transito por cuanto saben que son meras entidades burocráticas. Vasta recordar que las alcaldías de la patria, durante más de 50 años mantuvieron viva la guerra del centavo, por andar defendiendo sus intereses politiqueros. (En Colombia se conoce con ese nombre a la pelea que sostenían los conductores de autobús para conseguir pasajeros y que causaba cientos muertes y accidentes cada año) Las conclusiones de estas investigaciones no serán publicadas en ninguna prestigiosa revista del orden internacional, solo se presentan en este espacio para dejar constancia que la realidad supera a la ficción. Sin duda Nicolas Cage en la película El motociclista fantasma se quedó corto frente a las barbaridades que pueden cometer ciertos seres en Colombia, sin necesidad de aparecer como calaveras envueltas en llamas, sobre motos diabólicas.


¡ Oiga, joven!


Ahora que la pereza es reina y señora, cuando ya las personas no quieren ni cogerle ruedo a los pantalones, y se los remangan como si fuesen a entrar al río, bien vale la pena recordar a Nicolás Guillen, no sea que llegue el día de ponérselos por completo al revés para verse super IN. Y que decir que después de que a los niños bien les diera por comprar pantalones nuevos con rotos, ahora hasta los mayores salen con ellos rotos y desteñidos pero de viejéz.

¡ Oiga, joven!

I
Para vencer en amor
en negocios y en política,
sin darle pasto a la crítica,
vestir bien es lo mejor.
Entre un sabio que sea honor
del pueblo en que al mundo vino
y un gomoso lechugino
con una percha que arrastre,
pierde el sabio, si su sastre
no tiene buen gusto y tino.

II

Puede un joven ser decente
tener buena catadura
hablar con tino y finura
y hasta ser inteligente.
mas, será inútil que intente
a las mujeres gustar
si da el triste en descuidar
la pulcritud del talante…
¡Al que no tiene un buen “plante”,
le es muy difícil triunfar!

III

Es arto frecuente el caso
de que un juanés sin mollera
se pase la vida entera
sin saber lo que es fracaso
Le sale bien todo paso
que da en pos del porvenir,
y si no puede decir
que su inteligencia es fina
¡alaban su gabardina
y elogian su casimir!

IV

Al vestirse, pues, señores;
a gozar de los placeres
que nos brindan la mujeres,
y que nos dan los honores.
Buscad sucesos mejores,
variad vuestra condición
que para esa variación
igual que siempre estarán
las tijeras de ELESBAHAN
a vuestra disposición.

Nicolás Guillén.
camaguey 1922