miércoles

VIVIR EN MEDIO DEL FANGO

Lagartos



Puede que usted no lo crea pero es muy difícil escribir sobre la corrupción porque mientras los moralistas se quedan en la repetición de frases comunes, cada vez que una nueva olla podrida se destapa, los “abudines” avanzan a una velocidad increíble con sus nuevas estrategias de pillaje, destrozando nuestras esperanzas de construir un mundo mejor. ¿Será que la innovadora avaricia forma parte de la esencia de la humanidad y estamos condenados a vivir así hasta la eternidad? Y ¿será que en cada campaña electoral solo podemos cambiar los nombres de los de picaros que nos gobiernan?

Como yo lo veo, el problema que hay en ésta laguna fangosa no es por culpa de “ellos”, los corruptos, sino de nosotros que hemos venido construyendo esta nación. Aquí estamos, unos con más culpa o responsabilidad que otros, pero todos juntos. Mientras miles de lagartos se revuelcan en el lodo de las mentiras, la informalidad o la trampa ilegal hasta ascender a los altos cargos del Estado, los otros participan del espectáculo a pequeña escala en sus parcelas del barro, como discretos actores o como simples espectadores. Por eso podemos decir que el éxito de la corrupción está ahí, en la hipocresía de la mayoría de las personas que observando lo que pasa en la charca, callan esperando pacientemente su turno para actuar o simplemente se acomodan en su madriguera familiar bajo el lema de: “coma callado papito, no se meta en problemas” o “haga de cuenta que no vio nada, viva su vida para que conserve su puesto”.

Nadie más que los colombianos fuimos los que construimos este pantano pestilente. Con el voto de millones de personas fue que se estructuró el negocio de la salud para beneficio de los empresarios y que funciona sobre la base de inventarse tretas para no entregar los medicamentos o negarles el servicio a los ciudadanos. Con los sistemas masivos de transporte pasa lo mismo, los montaron como monopolios para el lucro particular con la lógica de: “entre más se llenen los buses, mejor”. Además, contrario a lo que sucede en Europa, aquí, se dedicaron a construir espantosas jaulas como estaciones para repartirse nuevos tipos de contratos. Fueron los colombianos los que elaboraron y votaron por una constitución que hizo de la acequia fangosa el reino propicio para que los dragones del mercado global llegaran. Así fue como transformaron el derecho a la educación en otro negocio privado que funciona con profesores de baja calidad porque los contratan a destajo para pagarles bajos salarios. Negocio perverso donde también tienen cabida la venta de títulos falsos, el tráfico de los fabricantes de tesis, el plagio y las marrullerías ministeriales que se utilizan para poner rectores funcionales a la politiquería nacional.

Esas áreas que he mencionado solo muestran una pequeñísima parte del problema porque toda la estructura del Estado con sus sistemas de elección, designación, contratación, “vigilancia” y “control” está ruinosamente llena de moho y si reuniéramos todas las historias que cada uno de nosotros conoce sobre lo que sucede a nuestro alrededor, evidenciaríamos que estamos ante una sociedad engangrenada y por lo tanto no deberíamos fingir sorpresa por lo que sucede, pues simplemente vamos nadando con naturalidad como peces o renacuajos en estas aguas turbias.

La cuestión es que tenemos que superar la mirada del moralista que siempre está listo a decirnos lo que otros hacen mal, para volver al tema esencial: la ética. No se trata de quedarnos en la censura hacia las conductas reprochables sino de reflexionar sobre qué podemos hacer para que todos tengamos una vida que valga la pena de ser vivida. Estoy hablando de un TODOS que elimine la discriminación por “estratos socioeconómicos”, que reúna en el respeto a los que se creen arios, a las trans, los extranjeros, los paticorticos, a los ñatos etc. ¿Por qué nos cuesta tanto trabajo entender que mi felicidad puede y tiene que ir de la mano con el bienestar de los demás? Parece ser que se debe a que aún domina en muchos de nosotros el cerebro reptiliano, la parte más antigua y primitiva encargada de las funciones básicas e instintivas. Pero también creo que en buena medida se debe a que desde hace ya algunas décadas no vienen predicando desde las universidades y en los medios de propaganda oficial que el reino de los cielos será solo para los “emprendedores e innovadores”. En consecuencia cada cual trata de salvar su pellejo montando un negocito y a los demás “que se los lleve el patas”. Pero esa ideología pronto pasará de moda y poco a poco la iremos desmontando porque ya vimos cómo fracasaron tipos como Donald Trump e Iván Duque ante la contundencia del presente. Un presente con una pandemia que nos grita a la cara que no podemos seguir pensando en esas iniciativas individualistas, olvidando los efectos perversos de nuestro accionar irracional frente a la naturaleza.

Lo más interesante de todo este desbarajuste internacional y nacional por el que estamos pasando hoy es que parece que vamos entrando a una nueva era y aunque desde esta humilde posición que yo ocupo en la cuneta, pienso que esto va mal, tenemos o debemos cambiar el curso de nuestras ideas y de nuestro comportamiento, sino queremos desaparecer como buenos dinosaurios que hemos sido.

 

sábado

LA REVOLUCION EDUCATIVA


El alumno - Collage



Cada que se aproximan las elecciones vemos cómo no hay nada más seductor, que escuchar las promesas de un candidato vocinglero. Para tomar un caso solo basta recordar que en los inicios de este siglo, cierto personaje delegado de las mafias hizo campaña con el cuento de acabar con la corrupción y la politiquería hasta llegar a la presidencia. Le fue muy bien, porque entre tantas promesas que hizo también incluyó una Revolución Educativa. Desafortunadamente la gente nunca se pregunta qué quedó de todo eso y continúan apoyando a esos partidos porque los ingenuos ignoran que para no caer en la trampa de los embusteros hay que ser muy analíticos, estudiar el pasado y estar informados de lo que sucede en el presente. Por eso echarle la culpa a los políticos de que Colombia sea un desastre de país, sirve de nada porque cada cual ha puesto su granito de arena y seguimos preparando a las nuevas generaciones para que reproduzcan el sistema actual.

Sobre la educación se ha escrito mucho porque es muy fácil especular sobre su futuro. El problema es que cada día los teóricos se han venido dejando contaminar por las teorías importadas de la administración y el gerencialismo que promueven los tecnócratas de la globalización económica. Así por ejemplo con la pompa de las palabras en 1996 los sabios reunidos alrededor de “Colombia al filo de la oportunidad” proponían la creación de instancias administrativas de gestión del conocimiento, como el Consejo Nacional de Productividad, Gestión y Competitividad e institutos INNOVAR de Innovación Regional, porque la idea era preparar organizaciones de todo tipo para competir internacionalmente, reestructurar todo el aparato de administración pública, disque para el mejoramiento progresivo de las condiciones de vida de todos los colombianos. También señalaron que había que “Buscar la asesoría y colaboración de las empresas más destacadas de la región para la adaptación de enfoques y prácticas de gestión empresarial o de innovaciones tecnológicas que puedan ser aplicables a las organizaciones educativas”.

Años después, nos vendieron el cuento de la Revolución Educativa y para implementar ese embeleco pusieron como ministra de educación a la economista Cecilia María Vélez una fiel servidora de las políticas neoconservadoras, quien ante sus jefes naturales de la ANDI en un discurso ilusionador, basado en graficas estadísticas dijo el 23 de agosto del 2002 “Queremos que los colombianos se reafirmen en las posibilidades del progreso individual” para lograr la equidad y la competitividad frene al mundo. Desde su punto de vista la Revolución Educativa consistiría en aumentar el número de estudiantes matriculados y lograr la calidad sobre la base de imponerle indicadores de gestión al sistema. Al final de sus palabras afirmó que: “…con educación, los colombianos podemos ser los mejores”. No se trataba entonces de formar a las nuevas generaciones en la preocupación por su colectivo social o la solidaridad sino en llegar a ser los mejores a nivel internacional. Pasados los 8 años de su reinado ¿en que terminó esa revolución? ¿Acaso alguien se acuerda? No vale la pena detenerse en hacer un balance porque se trató más de una estrategia electoral que de un proyecto de mejoramiento social. Tan fue asi que por dicho motivo el profesor Adolfo Atehortúa destacó que la estrategia de ese gobierno no era más que un reencauche de las viejas promesas de Pastrana.* 

Inspirados en la misma carreta, la siguiente generación de sabios convocados por los mismos vendedores de sueños compusieron el documento “Misión internacional de sabios para el avance de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Pacto por la Ciencia, la Tecnología y la Innovación: Un sistema para construir el conocimiento del futuro” (2019). La novedad es que estos sabios para no desentonar, ya andaban en la onda de predicar la “sostenibilidad”, el “crecimiento verde” la “prospectiva” “desarrollo humano con equidad” y las “industrias culturales y creativas”, pero en síntesis y, como vamos viendo, el documento quedará como otro rosario de buenas intenciones porque los cambios reales no se producen en las oficinas o en la cabeza de los ilustrados sino con el concurso de la sociedad.

El espíritu de la época.

Dentro del espíritu de esta época centrada en la economía de mercado, los que teorizan sobre la educación se pueden clasificar en tres grupos, los que creen que el mejoramiento vendrá por los lados del fetiche tecnológico, los que quieren que los profesores se dediquen a la formación de peones entre los pobres o al emprendimiento y el liderazgo para los hijos de los ricos, y un tanto aparte están los clásicos que se preocupan por cambiar los métodos buscando algo de la formación humanística integral. 
1. Los aportes de la tecnología a nuestra vida son innegables, pero eso de irla endiosando o creer que sin ella no podemos vivir es una tontería. Los recursos informáticos facilitan ciertos procesos pero solo son herramientas porque lo esencial en la educación es lo que le transmiten los profesores o la sociedad a las nuevas generaciones en las interacciones reales. Esto último lo digo porque ahí están embolatados los que tanto reclamaban más virtualidad tratando de salir adelante con las consecuencias de la pandemia. 
2. Hoy la educación para el trabajo o el emprendimiento son elementos claves del sistema de vida que nos han impuesto porque el capitalismo necesita hacer que todas las personas se conviertan en activos participantes del mercado con sus necesidades ficticias siempre renovadas e insatisfechas. Además recuerden que la idea es apostarle a la reactivación y al crecimiento económico ilimitado. De ahí que en esta época de avaricia, lo que más abundan son las instituciones que enseñan administración de negocios o márquetin y por ello ya es muy común escuchar a los estudiantes decir que no alcanzan a hacer las tareas porque primero tienen que trabajar para poder pagar la moto y el celular. 
3. En el tercer grupo están los que se preocupan por encontrar métodos de enseñanza nuevos, con la ilusión de hacer un aporte en el camino hacia la transformación social positiva. Unos han sido más aceptados que otros, pero como vamos viendo, una cosa es lo que se logra en clase y otra bien distinta lo que sucede cuando salen a la concreta realidad de un mundo centrado en la consecución del bienestar individual, el éxito, la fama y el dinero.

Educando para… 

La educación informal y la que se basa en instituciones tienen como función preparar a las nuevas generaciones en los medianos estándares de comportamiento o de saberes para que se integren a la sociedad a la que pertenecen. Por esto creo que es tan difícil lograr una revolución, lo más que podemos esperar es que, en una situación de revolución social algunas cosas cambien pero, el propósito de la educación seguirá siendo el mismo. Veamos el siguiente contraste: si la comunidad piensa que lo valioso está en dedicarles tiempo a los hijos, entonces lo importante no será trabajar para acumular más y si la sociedad piensa que su objetivo es el aumento indefinido de la riqueza, lo sagrado serán el trabajo y la expansión territorial. En el África los cazadores del Kalahari, los Ju/'Hoansi antes llamados Bosquimanos **, no tienen escuelas y viven de recolectar los bienes que necesitan en el corto plazo porque para ellos lo más importante son sus hijos y gozar del tiempo libre. Por su parte los norteamericanos desde sus “schools o colleges” le rinden culto al trabajo, al consumo ostentoso y a los veteranos que han ido por el mundo llevando la guerra para asegurarle al imperio los mercados y la acumulación de materias primas. No estoy predicando una vuelta al pasado, solo insinuando que en el plan de una vida austera tenemos que ver las cosas de otra manera, porque por ejemplo ya todo lo queremos encontrar en el supermercado olvidando que es posible recolectar de las calles el mango o la guayaba para sacar la pulpa.

Colombia ha sido una sociedad que no ha contado con un plan propio en materia de educación, simplemente ha seguido las pautas que otros han inventado, ya sea desde la corona española, los ingleses, los franceses o la OCDE, es igual, porque siempre vamos esperando el reconocimiento de los demás con la ilusión de integrarnos al “progreso”. Mucho se habla de educar para propiciar la creatividad, el pensamiento crítico, la ciencia, la tecnología y ahora de la sostenibilidad, pero siempre de dientes para afuera. ¿Acaso podemos creer que se va a desarrollar el pensamiento crítico y la ciencia en medio de una sociedad que se dice democrática pero donde no se respeta la vida del otro, ninguna ley ni una “cebra” ? No nos digamos mentiras, la educación está en crisis porque no hay manera de escapar de las redes de las formas burocráticas que le dicta el un ministerio donde anida la politiquería más “Pulgar” ***. De suerte que las instituciones como los individuos se amoldan al sistema, obedecen y siguen las pautas o están condenados a la perdida de la acreditación, a la marginalidad o a ser silenciados en la eutanasia sicarial. Pero las cosas seguirán igual por un rato más, porque los ingenuos no se cuestionan nada, tragan entero, actúan sin conciencia real de las situaciones y no se suelen enterar de la dimensión de las consecuencias de lo que dicen o de lo que hacen. Y para rematar tienden siempre a justificar o a excusar el comportamiento inadecuado de los demás.

Lo que viene 

Frente al futuro no hay motivos para ser muy optimistas por lo que se acaba de indicar y también porque los embusteros no se quedan quietos, van renovando, adornando y ampliando sus discursos hasta llevarlos a las altas esferas burocráticas del gobierno global. Desde la UNESCO por ejemplo nos cuentan que andan en la construcción de un nuevo paradigma focalizado en una revolución Educativa para el Desarrollo Sostenible (EDS). “El fin último es construir una sociedad más justa y pacífica, donde las actuales y futuras generaciones se empoderen, respetando y valorizando, al mismo tiempo, la diversidad cultural en la que se desenvuelve la vida”, “Reorientar la educación y el aprendizaje para que todas las personas tengan la oportunidad de adquirir conocimientos, competencias, valores y actitudes con los que puedan contribuir al desarrollo sostenible” y agregan la idea de hacer de los jóvenes agentes de cambio, para que implementen ideas y soluciones innovadoras, sostenibles e inclusivas que mejoren el entorno de sus comunidades.**** 

Cualquier loro puede repetir ese tipo de discursos y espero que el lector sepa perdonar mi incredulidad pues esas cosas hay que contrastarlas con las realidades que se dan en cada comunidad en particular, porque una cosa es lo que se escribe para Suecia y otra lo que se vive en los pueblos más apartados de planeta. Una revolución educativa sin consultarle a la gente, sin darle dignidad a los profesores y sin desmontar la estructura burocrática actual no deja de ser más que puro cuento. Ya lo vivimos y al contrario de todo lo predicado lo que quedó fue la profundización de la educación como negocio y la pauperización de las condiciones laborales de las personas que ofician como docentes. Eso sin contar con el irrespeto que aún sufren por parte de ciertos senadores de la Republica, las amenazas y la acusación de ser adoctrinadores de las ideologías subversivas. Por supuesto que hay profesores que se portan como ovejas negras, también preocupados solo por su bienestar personal, pero en medio de este ambiente de descomposición social, no podemos esperar muchas excepciones a la regla. 

Comentarios finales 

Ya están aquí las elecciones y viene de nuevo la lluvia de ideas y promesas, la mayoría orientadas a seducir a ciertos grupos de jóvenes que están hastiados del país que tenemos. Les seguirán segregando por estratos socioeconómicos, les prometerán bilingüismo, computadores, formación para el trabajo y el emprendimiento, apoyos a sus proyectos en industrias culturales y circo etc. Pero desde mi punto de vista diría que un candidato que no involucre a la ciudadanía en la idea de modificar la ley 30 y la estructura del poder centralista, no es serio porque la educación debe estar ajustada a los contextos y como están las cosas hoy, no hay manera de garantizarle a todo el que así lo desee, el derecho a culminar una carrera universitaria de calidad.

Tampoco me hago ilusiones con el cuento de lograr el fomento el pensamiento crítico o la innovacion, por lo que he dicho antes y porque en las universidades los docentes están atrapados en; las formas “académicas”, en su culto por la cita, en el respeto irrestricto hacia los feudos disciplinares y en las mentiras que anidan en los grupos de investigación. Que lo digan sino los Ministros de “Sciencia” expertos en plagio. Si queremos que exista pensamiento crítico o la creación de perspectivas novedosas primero hay que entrenar a las nuevas generaciones a no ser serviles ante las ideas ya establecidas y luego si enseñarle las formas. Hacerlo al revés es simplemente lo que tenemos por educación: la reproducción de una sociedad de ingenuos, con sujetos tímidos y acomplejados, solo buenos para obedecer y para votar por los mismos de siempre.

* https://www.youtube.com/watch?v=43Dbi6veuhw y véanse los relatos del antropólogo sudafricano James Suzman y su libro: “Trabajo. Una historia de cómo empleamos el tiempo”

** La “revolución educativa”:momentos y perspectivas en http://mapeal.cippec.org/wp-content/uploads/2014/05/ATEHORT%C3%9AA-CRUZ-La-revoluci%C3%B3n-educativa.pdf

*** https://losdanieles.com/author/daniel-coronell/

****https://es.unesco.org/news/eds-revolucion-educativa

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martes

TURISMO ESPACIAL, UNA IRRESPONSABILIDAD

 

EL ESPACIO ES PARA FINES CIENTIFICOS Y
PACIFICOS


No salgo de mi asombro de ver cómo vivimos en un mundo de fantasías. Muchas veces nos mienten; otras, nos echamos mentiras y seguimos por la vida como si no pasara nada, repitiendo las mismas frases pomposas que nos enseñan los burócratas, como esas de “seremos una universidad de talla mundial”, “Colombia es la democracia más antigua de América”, “Cali, la sucursal del cielo”, “el turismo es una industria limpia” o “el futuro está en el emprendimiento”.

La ingenuidad es una plaga muy extendida en la humanidad porque los sistemas escolares se ocupan de formar a los ciudadanos de acuerdo con los medianos estándares de cada sociedad, dejando de lado algo tan fundamental como enseñar a pensar con cabeza propia. Por eso ahora que se habla del turismo espacial, la mayoría de la gente está maravillada creyendo que eso es el progreso y que a la vuelta de unos años todos tendremos la oportunidad de flotar en el espacio.

Pero el turismo espacial es una absoluta irresponsabilidad.

Cuando el emprendedor Cristóbal Colón zarpó con rumbo a “América” la reina le vio como un “buen muchacho” “un hombre probo y valiente” que abriría las puertas del progreso para España, los indios y la cristiandad. Cuando regresó a la madre patria fue recibido como un héroe, sobre todo porque cada vez que pudo le llevó una buena ración de oro a su majestad. Detrás de él llegaron otros aguerridos emprendedores como don Hernán Cortés, Pizarro y Sebastián de Belalcázar, que crearon ciudades y trajeron la civilización. Por eso es que los adoradores de la iniciativa privada les construyeron estatuas. Más adelante otros visionarios europeos se entusiasmaron y fundaron compañías outsourcing que, gracias a la “confianza inversionista”, nos trajeron la mano de obra negra que se necesitaba para la extracción minera. Miles de esclavos murieron en el viaje, pero se creyó que era un mal menor. Así fue como se fundaron estos tiempos felices donde la iniciativa privada hace en el mundo lo que se le viene en gana.

En el capitalismo el empresario es un semidiós al que todos guardamos cierta reverencia. No le decimos asesino por andar borracho matando a la gente; simplemente lo mencionamos como el empresario alicorado que cometió una imprudencia. Lo más común es que quien tiene dinero funda una empresa y si por culpa de su negocio pierden la vida algunos de sus clientes o empleados, entonces a veces el Estado “trata” de ponerlo en cintura. Ejemplos hay todos los que quieran, pasando por los fabricantes de armas, plaguicidas, herbicidas y hasta bebidas azucaradas; por desgracia se cree que esas muertes son banalidades, o como dicen los economistas, “externalidades”.

Lo último es que mientras a unos multimillonarios supervisionarios les dio por lanzarse hacia la carrera espacial para promover el emprendimiento turístico con las alabanzas del vulgo, suenan en las esferas de las burocracias internacionales el cuento de enfrentar el calentamiento global. Eso no es más que una contradicción absurda donde nadie capta el problema.

¿Sabe usted cuántos recursos naturales se desperdician cada vez que a uno de esos ricachos les da por subirse a la nave a darse el gustico de tomarse fotos desde el espacio? En la fabricación de un cohete se gastan miles de partículas que van a la basura y en cada segundo de vuelo se quema una buena cantidad de oxígeno. Y luego ¿qué sigue? Seguramente la conversión de la luna en una factoría para producir chucherías, la exportación de mano de obra con contratos basura. Y en medio de la refriega por los mercados turísticos o industriales, ¿vendrán las guerras espaciales?

Por fin, entonces, ¿haremos realidad “la guerra de las estrellas” y toda esa serie de películas futuristas que transfieren las mezquinas y estúpidas pulsiones humanas al resto del universo? Vamos viendo cómo empiezan estos emprendimientos, pero ¿acaso no podemos adivinar cómo terminarán?

Tenemos tantos problemas sobre la faz de la tierra, por ejemplo, la miseria de millones de personas y los conflictos sociales, que vivir pendientes de las excentricidades de los millonarios es un absurdo, como seguir permitiéndoles que hagan lo que se les dé la gana. Claramente, como dicen en el gobierno, estos son temas sobre los cuales deberíamos discutir con más frecuencia, pero desarrollando argumentos y no escribiendo trivialidades en las redes “suciales”.

miércoles

PETRO Y NUESTRO PRAGMATISMO POLITICO


El Paro Nacional nos dejó muy en claro que este país está pasando por un periodo de crisis supremamente interesante porque un sector de la población ya está cansado de los 210 años de gobiernos de derecha y aunque ésta oligarquía mande a asesinar a Petro, las cosas no serán como antes. Atrás quedó la horrible noche de la Seguridad Plutocrática

Para detener las aspiraciones de la Colombia Humana los partidarios de seguir en esta democracia de pacotilla nos quieren vender la idea de que Petro es de extrema izquierda, un comunista que nos volverá como Cuba o Venezuela, pero la gente ya no es tan tonta y entiende que eso no pasa de ser una de tantas estrategias de guerra sucia que se crean para lograr desprestigiar al oponente. Él simplemente fue un miembro del M-19, una guerrilla que no buscaba la revolución socialista, aunque todo parece indicar que su posible mandato presidencial sería un primer paso en el camino de transformación hacia una Colombia ajena a las mafias del paramilitarismo, más tolerante y humana.

Recalquémoslo, Petro no encarna un proyecto de transformaciones comunistas, pero los que sueñan con un cambio debemos ser pragmáticos y conscientes que no podemos desgastarnos agenciando otras candidaturas de medio pelo, porque en estos momentos, él es el único que está en condiciones objetivas de constituirse en el primer paso que tenemos que dar hacia la nueva nación.

Pero no nos adelantemos, primero vienen las elecciones para elegir el congreso y la tarea es garantizarle al futuro mandatario una base parlamentaria fuerte que le permita, crear o reformar las leyes, pues si permitimos que personajes atarvanes como Masias, Cabal y toda la banda de recalcitrantes profascistas continúen en el congreso, la gobernabilidad será un imposible porque tratarán de utilizar la comisión de acusaciones o al aparato judicial para derrocar al presidente.

Si bien es cierto que esas son las dos grandes batallas electorales que se avecinan, ahí no termina la lucha porque la oligarquía nos ha enseñado que para poder ejercer el control sobre la sociedad hay que ocupar todas las instancias del poder donde quiera que haya formas organizativas o institucionalidad. El proyecto es claro y ambicioso: llevar el espíritu del cambio a las veredas, las corporaciones regionales, las juntas directivas de las empresas del Estado, los consejos superiores de las Universidades Públicas, etc. Tiene que ser así porque la corrupción, la búsqueda del dinero fácil y la avaricia en “legalidad” han permeado amplias capas de la población.

Por su puesto esto nos lleva a advertir que, como en toda gran empresa humana, hay un gran riesgo, el riesgo que los oportunistas de todos los pelambres se quieran subir al tren de la victoria, camuflándose bajo las banderas del cambio social para agenciar sus negocios particulares y llevarnos al punto de retorno, corrompiendo la sal. Hay que andarse con mucho cuidado porque los falsos aliados y los que se dicen de “centro” siempre están dispuestos a girar hacia el sol que más alumbre. Además, es una realidad que la política es dinámica, es decir cuando tratamos de los asuntos colectivos, los hombres tendemos a caer en los procesos cíclicos de: oposición, ascenso, toma del poder, corrupción, descenso, oposición y no hay motivos para pensar que lleguemos a ser en esto, una nación excepcional.

 

sábado

LA RABIA DE UN CALEÑO

 

Soy un postadolescente que nació en Cali en 1960 y como aun quiero vivir en un país mejor, hacer y aprender mil cosas nuevas me considero un joven, pero de esos que están molestos y no se tragan el cuento de que “Cali es la sucursal del cielo”.

Les voy a contar porqué estoy molesto. Nací en una familia de padre con salario mínimo y, como toda mi vida creí que era posible llegar a tener un trabajo estable, me puse a estudiar con un millón de sacrificios hasta lograr el doctorado que me otorgó el Estado Español. Sin embargo, el trabajo soñado nunca llegó porque en la ciudad de Cali, en este “Valle invencible” las puertas solo están abiertas para los que son descendientes de las familias ilustres y para los que saben arrastrarse en zalamerías con las roscas politiqueras o mafiosas. De milagro duré 15 años como profesor a destajo en la Universidad del Valle con uno o dos cursos por semestre hasta que me dio por poner en práctica el pensamiento crítico y dármelas de creativo e innovador con mis ideas. Fue entonces cuando me dejaron cesante para que me convirtiera en filósofo urbano, pues ya se imaginará el lector que un profesor así, tampoco tiene cabida en una universidad privada.

Yo he sabido canalizar mi rabia haciendo mandalas, haciendo caricaturas para medios como las Dos Orillas; he podido escribir varios libros y salgo con mi banderita de Univalle a cada marcha de protesta que organizan en defensa de la educación pública. Pero viene la pregunta clave: ¿cuáles son las opciones que tiene el ciudadano del común, el que a duras penas cuenta con educación primaria, para canalizar su descontento ante una sociedad tan corrupta e injusta como la nuestra?

Unos optan por guardar silencio para sobrevivir en medio de la ilegalidad o la informalidad; otros se dedican a la delincuencia; están los que terminan refugiándose en la alienación del alcohol o la marihuana; y ahí están los que han salido a la calle a gritar que están cansados. Pero los defensores de la moral pública, “las gentes de bien” y los prepagos de “la prensa libre” quieren que, ante una realidad tan opresora de miseria y asesinatos oficiales o extraoficiales, la gente salga a las calles a protestar como verdaderos gentleman, caballerosos, perfumados con banderitas blancas y haciendo “expresiones culturales”.

Pues no. Así no funcionan los pueblos. Ellos aguantan y aguantan hasta que un día revientan en mil formas de protesta, arbitrarias o de organización comunitaria. Generalmente quienes llevan la batuta son los jóvenes porque más tienen la ilusión del cambio, la salud y la fuerza física para correr o pelear en las barricadas. En este Paro Nacional quienes más han estado activos son los jóvenes, porque la pandemia obliga a los mayores a cuidarse, en Cali ellos soñaron con un cambio en las pasadas elecciones y perdieron en lo nacional con el subpresidente Duque, pero también porque muchos adultos mayores se mueren de la vergüenza por haber elegido y reelegido gobiernos paramilitares y de mafiosos. ¿Con qué cara van a salir ahora a pedir el cambio, a reclamar un mundo mejor?

En Cali la sensación de rabia es inmensa por la distancia que hay entre ricos o mafiosos y la masa de pobres, desempleados y sin oportunidades de educación. Porque desde los tiempos de la Colonia son las mismas familias de propiedades incestuosas o neocoloniales, las que se reparten la torta del Estado y tienen a su servicio a las fuerzas armadas. Pero eso no es todo, el invento de la división social por estratos socioeconómicos, ha creado y profundiza cada día más la estructura urbana de ghettos, tanto que por eso hay barrios para la gente de bien, con sus iglesias y parques elegantes y barrios donde la gente pobre tiene que vivir hacinada, en medio de la violencia y sin áreas verdes, como en el Oriente y en las zonas de ladera. Igualmente recordemos que a todos nos venden la idea de que la felicidad y el éxito están en el consumo de productos ostentosos como carros, motos, aviones particulares, pero como no existe el camino lícito para llegar a ellos, lo único que siembran los publicistas es rabia y frustración.

Recordar que es mejor
hacer el amor y no la guerra

Ahora bien, para tratar de aplacar a la gente en semejante encrucijada de bloqueos y muertes por represión, al señor subpresidente se le ha ocurrido la idea de salir con el cuento de matrícula cero para los estudiantes de estratos 1, 2 y 3, pero por esa vía se profundizará la discriminación y no se soluciona el problema estructural de la educación superior como derecho universal. También en medio de esta crisis viene en aumento la idea de seguir repartiendo subsidios con sabor a soborno y algunos nos hablan de la necesidad de crear una renta básica, pero yo no creo que a los jóvenes les anime la idea de vivir de la caridad del Estado parqueados en la casa; ellos lo que quieren es un trabajo y contar con la posibilidad de tener algo estable para construir futuro. Por su puesto que no habrá puestos de trabajo con oficina para los que se crean doctorcitos, pero hacer algo por la comunidad es mejor que no hacer nada.

Eso de construir un mañana mejor o soñar con que cada ciudadano mayor de 65 años tenga derecho a una pensión pequeña, son cosas que se pueden hacer desde el Estado, otra cosa bien distinta es que el empresariado o la casta dirigente, que hace lo que se le viene en gana con la masa pasiva, lo permitan.

martes

LOS ESTIMULOS A LOS ARTISTAS en CALI

 



El presupuesto que asigna la alcaldía a los creadores artísticos es muy pequeño si lo comparamos con lo que se destina al fomento de actividades feriales y de espectáculo. Y en ese tema no vale la pena compararnos con otras ciudades porque de pronto los rubros corresponden a actividades diferentes y hay ciudades que ni siquiera estructuran planes de fomento.

Para el 2021 tenemos que 500 millones distribuidos en 50 estímulos para una ciudad como Cali es realmente poco porque 10 millones no alcanzan ni para cubrir las necesidades básicas de una persona al año y los artistas necesitan tener una vida digna y recursos materiales.

Ahora bien frente a los planes de fomento a la cultura se aprecian dos grandes fallas que deben superarse si de verdad se quiere lograr que una parte de la población se dedique a la creación artística.

PRIMER CUESTIONAMIENTO

Antaño los artistas dependían de la bondad de los mecenas y luego pasaron a ser creadores independientes que ofrecían sus obras a las clases pudientes o al Estado. Pero en las últimas décadas el aprecio social por las artes ha venido en franca decadencia y el Estado se burocratiza cada día más con sus discursos de especialización gerencialista. En consecuencia ahora las personas solo piensan que pueden llegar a ser creativas si logran que un grupo de eruditos les hagan un estudio de factibilidad sobre sus proyectos artísticos.

La convocatoria de estímulos que hoy plantea la alcaldía de Cali más que una invitación a participar de la ejecución de un presupuesto, se levanta como una enorme barrera porque el monto es muy pequeño frente al enorme esfuerzo que deben hacer para comprender los enrevesados procedimientos que hay que cumplir para que un jurado super erudito escoja a los que están a la vanguardia de lo que se estila en las burocracias artísticas internacionales. Así es mejor no intentarlo.

SEGUNDO CUESTIONAMIENTO

 La segunda idea a revisar es que el grueso del presupuesto de eso que llaman cultura, se va en la organización de grandes espectáculos que buscan “impactar” a la comunidad y así lograr réditos políticos, tales como carnavales, eventos feriales y festivales.

En Cali el grueso del presupuesto se van en el montaje de la Feria de Cali, el Petronio y el festival de la Salsa, pero para los pintores y los poetas lo que se dedica es mínimo porque no convocan a los políticos, a la gran prensa y mucho menos a las masas iletradas como si lo hacen el jolgorio y la rumba.

Veamos la desproporción: mientras el Petronio puede costar 5.000 millones, en la actual convocatoria un escritor que dedica minimo un año a escribir una obra, puede aspirar, después de cumplir una gran cantidad de requisitos y tiempo, a 10 millones de pesos para publicar un libro que pocos van a leer, pues hoy el Estado está empeñado es en fomentar nuevos emprendimientos y no en la promoción de la lectura.

LAS PROPUESTAS

Es importante entonces aumentar el presupuesto para que los jóvenes que se dedican a las artes tengan un futuro, un reconocimiento y aceptación ante la sociedad. Pero ello no puede estar basado en propuestas de competitividad (concursos) ni en una estructuración de más esquemas administrativos y burocráticos.

El actual plan de estímulos se ha podido estructurar de otra manera para que los interesados se puedan entusiasmar, pero eso de esperar que se lean un libro de más de cien páginas para encontrar el camino entre los formularios es absurdo, pues con esa jerga administrativa y procedimental asustan a los que no son versados en asuntos informáticos y son simples creadores sin títulos doctorales.

Tal vez pudiera pensarse en planes de fomento al artista por medio de becas de estudios completos en instituciones nacionales o promoviendo salas de exposiciones y de encuentros de poetas con sus lectores en las comunas. El Petronio está muy bien para los interesados en las “industrias culturales”, los empresarios interesados en hacer espectáculos pero seguro que si hoy tuviera Petronio 10 años, no estaría interesado en asistir al Petronio para comer pescado frito, querría que le apoyaran para estudiar guitarra.

Y si la alcaldía realmente está interesada en los jóvenes talentos debería empezar por darle de verdad la importancia que se merece a una institución que vienen trabajando desde ya casi un siglo y que ha sido mirada como una cenicienta. Me refiero al Instituto Popular de Cultura. 

viernes

CARICATURAS

 

Da risa todo lo que escriben sobre el acto de hacer caricaturas, ya desde la semiotica, la filosofía o la sociología. Desde la historia no faltan los que argumentan que, como todo en la mente de las loras eurocentricas, esta actividad también nació en la Grecia antigua. 

Lo cierto es que cuando uno quiere hablar carreta para darse infulas de erudito se puede apelar a lo que sea, pero nada mas abstracto y difícil de entender es cuando se toma un papel y se intenta representar a un sujeto aprovechando algunos elementos físicos para componer un mensaje. Mensaje que a veces se le escapa a la claridad o el deseo del  propio dibujante.

Aquí les muestro mis últimos dibujos de los ineptos ministros del 2021 y de otros personajes. Algunos de estos trabajos  ya fueron publicados en la pagina web de Las 2 Orillas.

DIEGO MOLANO recordando a Pazas Vega



Dilian Franacisca Toro



Diego Molano



Alberto Carrasquilla o Ratastilla



Claudia Blum



Miguel Ceballos


Emilio Jose Archila



Nestor Humberto Martinez Dr Cianuro



Sergio Fajardo el candidato GRIS



Roy Barreras


Maria Victoria Angulo.

Jonathan Malagon Ministro de vivienda

Wilson Ruiz ministro de justicia





miércoles

TODO BIEN, TODO BIEN… Y LA EDUCACION EN CRISIS

 

Es nota característica de la burocracia estatal negar los problemas y decir que todo va bien, aunque sea directo al despeñadero, como lo evidenciamos en la actitud que han asumido desde el ministerio de educación en Colombia. Mientras la educación en su conjunto va dando muestras de aproximarse a una catástrofe, la ministra puede estar contenta porque ha conseguido sostenerse en el cargo, trata de sacar pecho con el cuento de la alternancia y ha logrado mover con destreza los hilos de la politiquería en las universidades públicas. Por su puesto que el uribismo en el futuro dirá que todo lo malo fue culpa de la pandemia y de Fecode, mientras que lo bueno fue el fruto de una sabia política de Estado. La ministra resaltará por ejemplo que durante este gobierno pusieron la gratuidad de la educación superior para los estratos uno, dos y tres, pero no dirá que fue una medida tomada por las circunstancias de pandemia y que contribuirá a la absurda discriminación por guetos que desde hace décadas impusieron las elites para separar a los ricos de los pobres. Recuérdese que hay personas que viven en casas de estratos superiores sufriendo los embates de la pauperización del desempleo.

La crisis de la educación no es de ahora por muchas razones entre ellas, el proceso de privatización, porque los gobiernos siempre han preferido invertir en la guerra para defender los intereses económicos y políticos de las elites y también porque se ha producido un cambio en las aspiraciones de los ciudadanos, que guiados por el espíritu modernista de los mafiosos, ya no quieren saber de cosas que impliquen esfuerzos mentales como las que demandan las artes poéticas. Lo que importa hoy son: “el goce de la vida”, el mundo del circo farándulero, y la consecución del dinero rápido y fácil. Por eso no faltan los miopes que dicen que para “salir adelante en la vida no hay necesidad de ir a la universidad, solo hay que tener el valor para crear empresa”. Muchos no lo saben, pero a la universidad no se va por dinero, sino a formarse como seres humanos, capacitándose en unas especialidades, haciendo deporte, compartiendo con sus futuros colegas e incluso se va a conocer los primeros placeres de la carne o el amor. Para mi son los mejores años de la vida.

El ministerio y los grandes medios de comunicación en manos de esas elites de multimillonarios en lugar de ayudarnos a comprender el origen de los problemas, lo que están haciendo es tratando de vendernos unas soluciones fantasiosas para poder seguir explotando a la gente y, aunque desafortunadamente muchos se están tragando el cuento ya por esnobismo, por intereses individualistas o simplemente por ignorancia, nuestra tarea será construir un nuevo modelo de educación para que todos tengan la oportunidad de escoger entre ser líderes o peones.

Si el lector presta atención a lo que dicen los modernistas del Estado y los medios de comunicación verá cómo nos argumentan que el futuro de la educación está en la competitividad y las mejoras tecnológicas. Nos dicen que hay que preparar a los jóvenes para que sean competitivos, antes que seres solidarios, que estudien carreras que les permitan ser superiores frente a sus contemporáneos y para que ayuden al país a enfrentar el reto de participar de las mieles del mercado global. A los empresarios los invitan a fundar negocios educativos o a traer franquicias universitarias porque con la competitividad, por arte de magia se producirá la calidad educativa que todos anhelamos.

Pero donde están haciendo sus mayores esfuerzos los vendedores de sueños es en hacernos creer que el futuro de la educación está en los juguetes electrónicos: computadores, teléfonos “inteligentes”, tabletas, internet de última generación, sistemas wifi, etc. Así por ejemplo en el periódico La Republica el 20 de mayo del 2020 titulaba: “Conozca las herramientas tecnológicas para impulsar la educación en casa”, en El Espectador del 5 de abril de este año un publicista titulaba: “Microsoft participará fortaleciendo habilidades digitales. El reto de mitigar la brecha digital para mejorar la educación”. Entonces uno se pregunta: ¿acaso vamos a creer que mientras las grandes corporaciones hacen negocio, al mismo tiempo propiciaran el pensamiento crítico, la formación humanística y la educación de calidad? Difícil creerlo porque lo que necesitan son tecnócratas potenciadores del capital.

Caricatura de la ministra de educación María Victoria Angulo González


Hay que reconocer que los aparatos electrónicos están prestando un gran servicio en la distribución de la informacion, pero la acumulación de datos, el bochincherio de las redes sociales o de la información enciclopédica, por si solos, no sirven para formar a las nuevas generaciones pues la base real de la educación es la interacción real entre las personas. Por eso lo que tenemos hoy, en estos tiempos de pandemia es un paliativo a la soledad o la desesperanza, pero no educación y por dicho motivo las consecuencias, si bien no las vemos hoy en toda su gravedad, mañana tendremos que remediarlos. Digo mañana, como un día X porque lamentablemente con este gobierno  que no escucha, ya todo es tiempo perdido. Solo resta esperar a que termine.

martes

CICLORUTAS, OTRA MODA QUE INCOMODA

 

Las primeras ciudades se crearon hace más de 10.000 años para resolver las necesidades materiales y espirituales de las sociedades de caminantes, pero en los inicios del siglo XX las cosas cambiaron, cuando los capitalistas a nivel mundial, para desarrollar los negocios que giraban alrededor de los carburantes, empezaron a remodelarlas en función de los automóviles.

Con la llegada de los carros, la pereza se generalizó y la casta dirigente, con los ideales de “modernidad”, centrada en la ostentación, hizo que las ciudades crecieran de manera descontrolada y nos impuso su preocupación por reducir “los problemas de movilidad”, es decir los costos del transporte de sus mercancías. Las nefastas consecuencias de ello fueron la destrucción del medio rural, la contaminación de las aguas, del aire que respiramos y la polución lumínica.

Recientemente, con la aparición del ecologismo, algunas personas han estado promoviendo la idea de aumentar el uso de la bicicleta, como lo hacen los ciudadanos de los países nórdicos, pero sin abandonar los presupuestos del modelo de desarrollo socio económico actual. En esa moda cosmética se han embarcado muchos alcaldes de este país y ahora, aparte de contratar megaobras de autopistas, se están dedicando a regar de asfalto, luminarias y concreto en ciclorutas, disque con el ánimo de proteger la naturaleza y solucionar los problemas de movilidad.

La teoría dice que es preferible el uso de la bicicleta frente al automóvil, pero cuando importamos ideas sin reconocer nuestra realidad tarde o temprano nos vemos obligados a recordar la famosa frase que dice “una cosa es Dinamarca y otra Cundinamarca”. Los ingenuos creen que la diferencia radica en los niveles de ingresos económicos, olvidando que los europeos han vivido procesos históricos particulares y, sobre todo, que tienen un desarrollo sociocultural diferente. En Dinamarca por ejemplo no gobiernan las mafias, la corrupción no es una práctica generalizada y las personas comprenden que deben respetar tanto las normas, como a sus conciudadanos.

Es innegable que la bicicleta ofrece unas ventajas socio-ambientales sobre el uso carro particular, pero los problemas de movilidad no se resuelven haciendo más autopistas ni pintando de azul una franja de los andenes o asfaltando los parques para hacer ciclorutas pues el futuro está, entre otras cosas, en la creación de un sistema integrado de transporte público gratuito. Infortunadamente los alcaldes no se atreven a tanto, porque los monopolistas del transporte y las oligarquías locales inmediatamente los bloquearían. Por eso simplemente se conforman con complacer a sus electores pintándoles o diseñándoles ridículas ciclovías, para así sostener una “favorabilidad” que les garantice unos cuantos votos en las próximas elecciones. Incluso no faltan los mandatarios que se dedican a exaltar las bondades de la bicicleta en la salud pero sin mencionar los miles de lesionados que dejan cada día en las salas de urgencias. En ese mismo orden de ideas digamos que seguramente muchos mandatarios se mueren de envidia cuando ven la ciclovía elevada más larga del mundo que está en la ciudad China de Xiamen pero las cuentas hay que hacerlas completas y no conformarnos con la espectacularidad de las fotos que nos llegan. Antes de construir dichas cicloautopistas hay que examinar, el número de metros cuadrados que se pierden de las zonas verdes, la necesidad de miles de toneladas de hierro fundido, los efectos de las luminarias, la afectación sobre el paisaje y hay que pensar en las partículas o sustancias que difunden esos vehículos en el desgaste de su funcionamiento.


Un pedazo de ciclovia trazada sobre un parque y a la derecha otra ciclovia de un metro de ancho sobre una avenida. También se aprecia el derroche en señaletica, porque lo  importante son los contratos.


En Colombia las cosas no funcionan como en otras partes del mundo porque las personas, empezando por los presidentes de la república y sus fiscales de bolcillo creen que en todo tiempo y lugar pueden hacer los que se les viene en gana. Además el ciclista promedio parece que tiene problemas de “sinapsis” pues su sistema neuronal no les permite comprender cosas tan elementales como la necesidad de respetar las normas de tránsito por su propia integridad física o la de los demás. No adivinan la importancia de utilizar cascos protectores y a pesar de que se les construyen ciclorutas a pocos metros de las avenidas, prefieren usar las calles para irse en contravía jugando con el teléfono que sí es “inteligente”.

Si en esas condiciones nuestras ciudades ya venían siendo un caos para los peatones, con la pandemia la vida se agravó porque de la noche a la mañana surgieron infinidad de “domiciliarios”, que en la lucha por SU “derecho al trabajo” pisotean los derechos de los demás. Los ciclistas (sin mencionar el lumpen de las motos) se han vuelto una plaga porque viajan a toda velocidad por los andenes, no respetan las cebras y como no existe una autoridad que los regule, se saltan los semáforos en rojo, pasando por encima, incluso, de los impávidos agentes de tránsito y de los policiales. Esas son las diferencias que tenemos con Dinamarca donde tampoco te apuñalan por llamarle la atención a un ciclista imprudente. Para completar, en las afueras de los centros urbanos las cosas también se han deteriorado pues en las veredas, la moda del ciclomontañismo se han convertido en todo un problema, en especial los fines de semana, porque los usuarios creen que son inmunes al coronavirus, no utilizan los tapabocas y al ir en montoneras le obstruyen el paso a los demás usuarios de las vías.

Las ciudades necesitan, entonces, soluciones integrales y los alcaldes deben dejar de diseñarlas en función de los que tienen cualquier tipo de vehículo para que los peatones puedan disfrutar del espacio público que es donde se construye comunidad. Las ciclorutas pueden ser tenidas en cuenta, pero no debemos dejarnos arrastrar por una moda global que difícilmente encaja con nuestra idiosincrasia.

 

 

 

domingo

CANET DE MAR, BARCELONA, ESPAÑA

 RECUERDOS


Canet de Mar es un pequeño pueblo que se encuentra a 43 kilómetros al norte de la ciudad de Barcelona. Tiene el encanto de estar a la orilla del mar y muy bien conectado por tren y carretera con la capital provincial.

Yo viví en ese poblado durante casi dos años y aunque los catalanes no son muy dados a sostener relaciones de amistad, me quedaron muy bonitos recuerdos porque conocí sus tradiciones, sus calles tranquilas, sus edificaciones históricas y disfruté de verlo siempre tan organizadito. Si lamento mucho que la última vez que lo visité el “progreso” le había destrozado mucho su sector norte con esa autopista que le impusieron y la especulación inmobiliaria.

Pasear por Canet es chévere porque aparte de su parte antigua y central cuenta con una playa extensa que lo va llevando a uno a caminar hasta Arenys de Mar el siguiente poblado que está hacia el sur. Hacia el norte también se puede visitar San Pol de Mar otro pueblo más apretadito de calles estrechas.

Una característica de estos poblados es que cuentan con inviernos suaves y en esos meses son más tranquilos que en el verano, cuando después de semana santa multiplican su población con los turistas o los dueños de segundas residencias y hay cientos de cosas por hacer.

Mi estadía en Canet fue algo tormentosa porque eso de ser un residente ilegal suramericano es un estigma con el cual se lucha día a día, pero logré sobrevivir trabajando en la plaza de mercado, haciendo de panadero y pintando casas. Aunque no logre mayores ingresos económicos con mis dibujos y pinturas, a algunos barceloneses que llegaban en verano a la avenida el Maresme debo agradecerles  que apoyaron enormemente comprando las obras y dándome temas para retratar. Pero tambien debo gratitud a Gonzalo Nieto, un colombiano que me dio la mano.

Aquí les comparto algunos de esos trabajos.

 

 


Canet de Mar. Tinta china sobre cartulina azul



Canet de Mar. Tinta china sobre papel



Canet de Mar. Lapices de colores sobre cartulina rosa



Canet de Mar. Tinta china sobre papel



Recordando a Arenys de Mar Oleo sobre lienzo

Canet de Mar. Acuarela con toques de Tinta china



Canet de Mar. Acuarela con toques de Tinta china



Canet de Mar. Oleo sobre lienzo



Canet de Mar. Acrilicos y toques de tinta china



Canet de Mar. Oleo pastel con toques de tinta china sobre papel



Canet de Mar. Oleo sobre lienzo



Canet de Mar. Oleo sobre lienzo



Canet de Mar. Oleo sobre lienzo