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LOS ESTIMULOS A LOS ARTISTAS en CALI

 



El presupuesto que asigna la alcaldía a los creadores artísticos es muy pequeño si lo comparamos con lo que se destina al fomento de actividades feriales y de espectáculo. Y en ese tema no vale la pena compararnos con otras ciudades porque de pronto los rubros corresponden a actividades diferentes y hay ciudades que ni siquiera estructuran planes de fomento.

Para el 2021 tenemos que 500 millones distribuidos en 50 estímulos para una ciudad como Cali es realmente poco porque 10 millones no alcanzan ni para cubrir las necesidades básicas de una persona al año y los artistas necesitan tener una vida digna y recursos materiales.

Ahora bien frente a los planes de fomento a la cultura se aprecian dos grandes fallas que deben superarse si de verdad se quiere lograr que una parte de la población se dedique a la creación artística.

PRIMER CUESTIONAMIENTO

Antaño los artistas dependían de la bondad de los mecenas y luego pasaron a ser creadores independientes que ofrecían sus obras a las clases pudientes o al Estado. Pero en las últimas décadas el aprecio social por las artes ha venido en franca decadencia y el Estado se burocratiza cada día más con sus discursos de especialización gerencialista. En consecuencia ahora las personas solo piensan que pueden llegar a ser creativas si logran que un grupo de eruditos les hagan un estudio de factibilidad sobre sus proyectos artísticos.

La convocatoria de estímulos que hoy plantea la alcaldía de Cali más que una invitación a participar de la ejecución de un presupuesto, se levanta como una enorme barrera porque el monto es muy pequeño frente al enorme esfuerzo que deben hacer para comprender los enrevesados procedimientos que hay que cumplir para que un jurado super erudito escoja a los que están a la vanguardia de lo que se estila en las burocracias artísticas internacionales. Así es mejor no intentarlo.

SEGUNDO CUESTIONAMIENTO

 La segunda idea a revisar es que el grueso del presupuesto de eso que llaman cultura, se va en la organización de grandes espectáculos que buscan “impactar” a la comunidad y así lograr réditos políticos, tales como carnavales, eventos feriales y festivales.

En Cali el grueso del presupuesto se van en el montaje de la Feria de Cali, el Petronio y el festival de la Salsa, pero para los pintores y los poetas lo que se dedica es mínimo porque no convocan a los políticos, a la gran prensa y mucho menos a las masas iletradas como si lo hacen el jolgorio y la rumba.

Veamos la desproporción: mientras el Petronio puede costar 5.000 millones, en la actual convocatoria un escritor que dedica minimo un año a escribir una obra, puede aspirar, después de cumplir una gran cantidad de requisitos y tiempo, a 10 millones de pesos para publicar un libro que pocos van a leer, pues hoy el Estado está empeñado es en fomentar nuevos emprendimientos y no en la promoción de la lectura.

LAS PROPUESTAS

Es importante entonces aumentar el presupuesto para que los jóvenes que se dedican a las artes tengan un futuro, un reconocimiento y aceptación ante la sociedad. Pero ello no puede estar basado en propuestas de competitividad (concursos) ni en una estructuración de más esquemas administrativos y burocráticos.

El actual plan de estímulos se ha podido estructurar de otra manera para que los interesados se puedan entusiasmar, pero eso de esperar que se lean un libro de más de cien páginas para encontrar el camino entre los formularios es absurdo, pues con esa jerga administrativa y procedimental asustan a los que no son versados en asuntos informáticos y son simples creadores sin títulos doctorales.

Tal vez pudiera pensarse en planes de fomento al artista por medio de becas de estudios completos en instituciones nacionales o promoviendo salas de exposiciones y de encuentros de poetas con sus lectores en las comunas. El Petronio está muy bien para los interesados en las “industrias culturales”, los empresarios interesados en hacer espectáculos pero seguro que si hoy tuviera Petronio 10 años, no estaría interesado en asistir al Petronio para comer pescado frito, querría que le apoyaran para estudiar guitarra.

Y si la alcaldía realmente está interesada en los jóvenes talentos debería empezar por darle de verdad la importancia que se merece a una institución que vienen trabajando desde ya casi un siglo y que ha sido mirada como una cenicienta. Me refiero al Instituto Popular de Cultura.