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LA MODA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL


Bombillos repelentes
Ahora todo el mundo habla del calentamiento global porque se ha puesto de moda, al tiempo que se sigue activando la sociedad de consumo y la destrucción de los recursos naturales, porque priman los intereses individuales y el sistema capitalista de ello vive. Recientemente los grandes centros comerciales están haciendo buenas ganancias vendiendo los famosos bombillos ahorradores, porque la masa solo va donde va Vicente y donde la publicidad lo indique. Pero esos bombillos atraen poderosamente los insectos y luego hay necesidad invertir en venenos para controlar las plagas. Por otra parte lo que la gente no sabe es que habían unos bombillos incandescentes que repelen los bichos, pero como no se vendían porque hay que ahorrar energía y evitar el calentamiento global, para comprar teléfonos, tablets, carro nuevo y mil cosas mas, entraron en desuso. 

Lo mas increíble es que se culpa al "Calentamiento Global" de todas las catástrofes naturales. Se le toma como un ente abstracto, casi como si fuese un fantasma o un grupo de espíritus chocarreros al que se le pueden indilgar todas las desgracias, sin necesidad de evaluar las acciones de los individuos.

Particularmente veamos lo que sucede con las ciudades. En los ultimos años, parece que lo  único que le interesa a los alcaldes es solucionar el problema de la m o v i l i d a d y en consecuencia corren a construir puentes, ampliar avenidas y a regar cemento y asfalto sobre toda la superficie de la tierra.

Las consecuencias se pueden ver en la siguiente imagen:


Consecuencias de la expansión del asfalto y el concreto en las ciudades

En una ciudad dotada de amplias zonas verdes, buena parte de las aguas lluvias van lentamente a ser  absorbidas por la tierra para formar los acuíferos y a dotar de humedad a las plantas y el aire. Las zonas verdes permiten igualmente que los rayos del sol sean amortiguados o absorbidos.

Por otra parte tenemos el prototipo de ciudad "moderna", donde los grandes edificios están apiñados en un espacio reducido y donde el cemento y el asfalto llenan todos los espacios de la urbe. Los parques donde jugaban los niños van desapareciendo para dar paso a amplias avenidas, los pastizales o zonas de cultivo pasan rápidamente a ser áreas para la especulación inmobiliaria y los alcaldes viven felices inaugurando calles y plazas de cemento. Las consecuencias son claras: Como el agua no es absorbida por la tierra rápidamente corre hacia las alcantarillas y la urbe aparece como un enorme embudo que conduce las aguas hacia los barrios periféricos y a los ríos más cercanos. Naturalmente se producen las inundaciones y las alcantarillas revientan y se mezclan las excretas con las aguas lluvias. Hay pues una relación directa entre crecimiento urbano y un aumento en el número de desastres causados por las aguas, río abajo. Por otra parte la enorme placa de asfalto, actúa como un espejo que revota el calor del sol y lo dirige al cielo y a las edificaciones, propiciando el uso de los sistemas de refrigeración y un mayor consumo de energía.

De manera que el dichoso calentamiento global no es mas que la expresión mas natural de la estupidez humana. Pero no de la Humanidad en abstracto, sino de aquella que está constituida por cada uno de nosotros.