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LA ESCRITURA, UNA PASION DESINTERESADA




INTRODUCCIÓN

 

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icen que antes de empezar a componer un texto es necesario tener en claro quiénes serán nuestros lectores y aunque parece una recomendación sencilla, no lo es porque en cualquier grupo humano, sean estos adolescentes, maestros o adultos mayores, las personas tienen niveles de comprensión, preocupaciones, intereses y gustos diferentes. Generalmente he escrito pensando en estudiantes universitarios pero en este caso trataré de enfocarme en los amantes de la lectura que también sienten curiosidad por la escritura sobre temas sociales.

La idea inicial era recolectar las notas que me han publicado en los últimos años y escribir una pequeña introducción, como se suele hacer en los libros de ensayos. Con el tiempo me di cuenta que no valía la pena eso de volver a publicar viejos argumentos sin aportar algo nuevo y me puse a mirar libros que trataran el tema de la escritura, para ver como los mejoraba los ensayos, pero la experiencia me resultó un tanto aburridora porque suelen estar cargados de referencias con pretensiones eruditas, con mil citas textuales, o se dedican a sumar recomendaciones de taller literario. Entonces decidí intentar algo más enriquecedor, para mí como para el lector, resolví retocar esos textos con el objetivo de actualizarlos y compartirles lo que he vivido en este camino de la escritura con mis últimas reflexiones. Digamos que además de ser un libro que presenta aspectos de análisis históricos y sociológicos, es también un tanto autobiográfico porque creo que a algunos lectores les puede interesar más “cómo se hace camino al andar” que leer un recetario de buenas sugerencias. Aunque si buscan alguna recomendación les daré dos sencillas: a la hora de redactar tengan a mano un listado de conectores lógicos, para que no caigan en la rutina y enlacen las ideas de forma agradable. La otra sugerencia es que no paren de leer e intenten escribir una y otra vez. No importa que sean cartas, informes, resúmenes de lecturas, ensayos o un diario. A mis estudiantes les preguntaba: ¿Quieres aprender a dibujar? Bien, dibuja sin importar lo que opinen los demás y, si la vida te limita, hazlo con la mano, con el pie, con la boca… ¡sigue dibujando como puedas!

Sobre la estructura del texto he de señalar que intenté agrupar los artículos según la temática, que va de lo más general a lo particular, para que el lector pueda transitar sin sobresaltos y reflexione más profundamente sobre los asuntos que pongo a su consideración. Aunque, de esa forma hay el inconveniente de toparse con ideas repetidas. Por supuesto que el lector también puede escoger su propio orden de lectura incluso yo me quedo con la duda si era mejor poner el ultimo capitulo en la parte inicial. En esencia el deseo es que lo lean tratando de captar mi idea de que es divertido e interesante abordar distintos temas desde la perspectiva de un geo-historiador comprometido con su presente. No les comparto normas de escritura, simplemente porque considero que es más importante aprender a usar las palabras correctamente en los argumentos porque, de lo que se trata es de compartir, comunicar-educar y no descrestar.

En los años 70 empezó mi pasión por la lectura y luego en mis estudios de la licenciatura en historia me interese mucho por conocer sobre las técnicas de subrayado, los comentarios al margen, la toma de apuntes y en las estrategias para encontrar las ideas claves de un texto. Esas cosas me ayudaron en mis estudios a terminar la tesis de grado en un corto tiempo y para que publicaran mi primer artículo el 19 de junio de 1986 en el periódico Rumbo Popular. Después apareció mi primer libro en 1994, por algún tiempo publicaron algunos artículos y dibujos en revistas como Metáfora, El Hombre y la Maquina y Entorno geográfico, empecé a escribir para Cali Cultural en octubre del 2001 al tiempo que ponía mis reflexiones en el Blog y en otras revistas como Educación y Pensamiento. Para terminar digamos que en los últimos años la Universidad del Valle me publicó otros libros y más recientemente he escrito para el portal de internet Las 2 Orillas. Es importante mencionar que en ese recorrido, solo por dos artículos me dieron unos cuantos pesos.

Ahora viene la pregunta: si escribir requiere de tanta paciencia, lectura previa, tiempo y esfuerzo mental, ¿qué sentido tiene hacerlo gratuitamente, cuando son otros los que se han beneficiado de ello? Lo he hecho por placer y por mi deseo de propiciar el cambio social, (un imperativo de la conciencia política) es lo que llaman “motivaciones intrínsecas”. Resulta extraño en una época en la que todos los actos humanos se valoran y miden según el reconocimiento, la rentabilidad o la ganancia económica, por “razones estrinsecas”. Pintar como escribir son actividades parecidas o hermanas porque trabajan con imágenes gráficas o textuales y, como todas las artes tienen su componente lúdica, yo he aprendido a jugar con las palabras dentro del discurso. Me divierte desarrollar ideas para llevarle la contraria a un argumento infundado, construir un insulto picaron e inteligente, hacer llamados de advertencia y por supuesto que también he escrito para decir cosas bonitas o románticas. En muchas oportunidades un ensayo me resulta contradictorio, pues surge movido por la indignación y desemboca en la satisfacción que me provoca el resultado. Voy a poner un ejemplo de esto último. En la Universidad del Valle se ha intentado que el departamento de geografía sea un espacio colectivo agradable y en esa idea les he aportado algunos de mis dibujos, pero cada cierto tiempo se roban un cuadro. Si bien, no es un problema volver a llenar el vacío, no puedo dejar de expresar mi indignación. No es por el valor de las obras, sino porque es inaudito que esas cosas sucedan en una universidad y que a muy pocas personas, profesores o estudiantes, les moleste. Como la sociedad ha naturalizado tales situaciones y yo me siento obligado a hacer algo, entonces estudio un poco el fenómeno, el concepto de lugar, mientras voy haciendo apuntes para escribir una reflexión sobre lo sucedido. Ya sé que poco o nada se logra, pero me queda la satisfacción de desahogarme y de haber hilado un conjunto de ideas para aquellos que me miran raro, cuando les digo que no me gustan los canticos ni las manifestaciones de exaltación patrioteras que resuenan cada cierto tiempo alrededor de una pelota.

Sobre mis escritos quisiera señalar algunos elementos que los caracterizan:

La primera es que suelen están poblados de errores ortográficos porque poco me han llamado la atención seguir sus caprichos formales, prefiero concentrarme en la fuerza de los argumentos. Mi profesor de secundaria pensaba que castigándome por cada falta aprendería, pero eso nunca sucedió. Hoy me atengo a lo que pueda hacer por mí el sistema de autocorrección digital y eventualmente le pido a otra persona que se entretenga cazando mis fallos. Los eruditos hacen de la ortografía un fetiche porque desean construir parte de su prestigio en el dominio de las formas o viven de eso. Hoy conozco muchos de los argumentos que hay sobre la importancia de las reglas con sus cuantiosas excepciones atesoradas por la Real Academia, pero me río porque un día aprendí la diferencia entre sólo con tilde y solo sin tilde, para nada, pues luego la quitaron. A mucha gente se le olvida que durante la colonia las personas escribían de otra manera y que cuando tratamos de aprender otros idiomas nos damos cuenta de lo caprichosas que pueden ser las maneras de escribir. Los alemanes tan famosos por ser metódicos ponen una parte de algunos verbos en el inicio de la frase y la otra al final. Los rusos en algunas ocasiones no ponen el verbo y aun así se hacen entender. Lo que yo creo es que deberíamos simplificar los idiomas para que la humanidad logre hacerse entender más fácilmente y no torturar a los estudiantes con normas pasajeras, pero claro eso no va a suceder porque es ir en contra de los sistemas sutiles del ejercicio del poder y del arribismo de letrados de cada nación.

La segunda es que trato de acompañar los artículos con mis dibujos o pinturas porque son dos sistemas complementarios de comunicación. Creo que con las letras tratamos de construir razonamientos ordenados y la imagen busca llegar a otras dimensiones, más sutiles del pensamiento. En esta ocasión, como no tengo que pedir permisos, aprovecharé para jugar con el diseño del libro poniendo todas las ilustraciones que quiero.

La tercera es que siempre trato de utilizar un lenguaje sencillo para llegarle al mayor número de personas posibles, porque mi intención es invitarlos a leer más y a interesarse en los temas que trato. Eso de escribir para especialistas, con estrategias descrestadoras, un lenguaje complicado y epígrafes, creo que ayuda muy poco a promover el pensamiento de las masas. Por tal motivo en este libro también procuro evitar la manía tediosa de los académicos por poner referencias bibliográficas, como se ve en el caso del libro “La contaminación del suelo: una realidad oculta”. De Rodríguez-Eugenio, N., McLaughlin, M. y Pennock, D. 2019. Roma, FAO.

“La industrialización, las guerras, la minería y la intensificación en la agricultura han dejado un legado de suelos contaminados en todo el mundo (Bundeschuh el tal., 2012; DEA, 2010,EEA, 2014; Luo, et al., 2009, SSR, 2010). Desde la expansión urbana, el suelo ha sido utilizado como vertedero de desechos sólidos y líquidos. Se consideraba que una vez enterrados y fuera de la vista, los contaminantes no representarían riesgo alguno para la salud humana o el medio ambiente y que de alguna forma desaparecerían (Swartjes, 2011). Las principales fuentes de contaminación del suelo son anropogénicas, lo que resulta en la acumulación de contaminantes del suelo que pueden alcanzar niveles preocupantes (Cachada, Rocha-Santos y Duarte, 2018).” Además, tengan en cuenta que siendo un libro de 130 páginas la bibliografía va de la 92 a la 130.

La cuarta y última característica de mis escritos es que tratan de conectar distintos aspectos de la realidad porque me aburro muy fácilmente estudiando y escribiendo de un mismo asunto. Pienso que no es interesante aspirar a ser visto como un “especialista”, “analista”, un monotemático y “refreidor” de textos. Por tal motivo desde la historia escribo sobre arte, ecología, política e intento asomarme por la ventana de la economía, la sociología y la filosofía.

Este libro, como no se sometió a procesos editoriales institucionales, lo he realizado según mi gusto y como un obsequio a todos mis lectores. Va a estar disponible en internet de manera gratuita, porque si en mis manos tuviese la fórmula para la cura del cáncer, no correría a patentarla con el ánimo de hacer dinero, pues el conocimiento siempre me ha aportado algo más valioso, la satisfacción de lograr lo que me propongo.