jueves

DISEÑAR UN CARTEL


Transmitir una idea o invitar a determinado público por medio de un cartel puede parecernos asunto simple porque creemos que es sólo cuestión de tomar unos marcadores, escoger la leyenda que se nos ocurra, anexarle un dibujito y listo!, poner todo eso en un papel o mandarlo a imprimir. Sin embargo las cosas son mucho más complicadas de lo que parecen, pues para lograr la materialización de nuestro cartel y para que no se pierda en el mar de la publicidad visual que hoy nos agobia, debemos tener en cuenta una enorme cantidad de factores. Lo primero es advertir que muchas personas pueden en un momento dado hacer o determinar los elementos de un buen cartel y los diseñadores, aunque tienen mayores elementos de juicio tales como el conocimiento sobre el manejo de las proporciones y las formas, las tendencias expresivas, respecto de los procesos de impresión, y sobre teoría del color, también se equivocan. Y para dar un recordaré que muchos de ellos insisten en que se utilice la letra Calibri o Arial olvidando el problema de la letra i mayúscula cuando le sigue la ele. 
Pero continuando con el tema diré que una de las cosas que aprendí hace poco en la realización del cartel para el XIX Congreso Colombiano de Geografía es que, como sucede con los libros, el resultado final es el fruto de un trabajo colectivo. Siempre pensamos que quien firma un libro es el autor, pero en él participan el ilustrador, el corrector de estilo, el editor y todas las otras personas que hicieron sus recomendaciones así como el impresor que puede a última hora mejorar o dañar la obra. Para el caso de ese cartel, quise empezar por apartarme del estereotipo de los eventos nacionales, es decir del patriotero uso del tricolor y el mapa de Colombia, por eso hice con mis estudiantes más de 20 bocetos al tiempo que muchas personas expresaban su opinión, hasta que llegó el momento clave: quién hizo el encargo tomó la última palabra y envió el material a la imprenta. 
Cuando queda listo un cartel sigue su encuentro con el público y empiezan los problemas porque; el sino trágico de las obras artísticas es que no complacen a todos y dejan una estela de inconformes o resentidos armando jaleo; hay que decidir donde distribuirlo y pegarlo para no contribuir con eso que llaman la polución visual; y viene el problema de explicarle a los colegas que el cartel no es un medio exhaustivo de información y que, por lo tanto, se deben utilizar otros medios de comunicación complementarios. La próxima vez si usted decide emprender la tarea de hacer su propio diseño, le sugiero mirar bastantes ejemplos, estudiar el asunto lo más que se pueda y tener en cuenta mis modestas recomendaciones: exprese su idea con el menor numero de palabras posibles, la composición o las imágenes deben ser muy creativas, piense en un tamaño moderado por costos y para poder utilizar adecuadamente las carteleras (porque recuerde que su destino no son las paredes o las puertas, generalmente utilizarlas sin permiso previo es una falta de respeto), y utilice los colores más contrastantes posibles, porque como dicen: debe ser como un puñetazo en el ojo del observador.